La presión arterial es definida como aquella fuerza que la sangre ejerce sobre las paredes de las arterias, un tipo de presión sanguínea imprescindible para el adecuado funcionamiento de organismo, en tanto que dicho proceso hace que la sangre circule por los vasos sanguíneos, aportando oxígeno y demás nutrientes necesarios para un funcionamiento correcto de todos y cada uno de los movimientos del cuerpo humano.
La fuerza a la que se somete la sangre en términos de presión arterial tiene dos componentes principales, correspondientes a dos movimientos en específico denominados como movimiento sistólico y diastólico, referente a las contracciones del corazón, de ahí la expresión que médicos y demás profesionales de la salud utilizan al medir la tensión arterial, en el que se escriben dos números separado el uno del otro por un guion, representado el primero la presión sistólica y el segundo la presión diastólica.
Dichos valores tienen un rango de normalidad y puede ser medidos por medio de una prueba diagnóstica rutinaria con la ayuda de un tensiómetro, dispositivo fácil de usar y exequible en cualquier clínica o centro de salud.
Los valores que refieren a una presión arterial ideal son aquellos que se encuentren por debajo de 120 – 80, como rango de normalidad entre 80 y 120 son los valores correctos apara la presión sistólica y para la presión diastólica de entre 60 y 80 en unidades de medida mmHg (milímetros de mercurio).
Cuando estos valores se alteran, dichos movimientos anormales se traducen en lo que común mente conocemos como presión alta o baja y que en términos más científicos es la hipertensión y la hipotensión. A continuación un artículo que podrá ayudarte a saber más acerca de la hipotensión o presión baja. saludycuidado.net/presion-baja